El pasado viernes, unos y unas jóvenes (y, como dicen en México, jóvenes y 'jóvenas') llevaron a cabo una representación (ahora le llaman una 'performance', pero eso en mi tiempo era una discoteca de la calle Provenza, en la cual, por cierto, nunca he entrado) para escenificar los peligros de la mala gestión de los bancos. El mejor sitio era, por supuesto, frente a la puerta del Banco de España.
Lo que está claro es que ellos y ellas lo tienen claro: esta cosa que llamamos 'sistema', Babylon, o como rayos quieras decirle, no les convence nada (ni en 'este país', ni en el país de al lado, sea cual fuere).
Lo que algun@s tenemos clarito es que no es cuestión de fronteras, y si no, que se lo digan a quienes respiraron gases lacrimógenos en la Plaza de la Bastilla, o a l@s grieg@s, irlandes@s, and so on... Es un sistema global que produce insatisfacción el el Globo Terráqueo.
El domingo paseando por la mañana, me encuentro frente a la Audiencia Provincial una multitud manifestándose por los derechos de los y las incapacitadas, con una representación de todas las fuerzas parlamentarias, contra los recortes en este tema. La pitada que se llevó un partido en concreto fue genial, pero también estuvo.
¿Es política? no. No es hablar de política.
Es, simplemente, ir al mercado a comprar, a la escuela, la Uni, o ver la vida que pasa bajo tu ventana.
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